PARA MI TIERRA
No hay luz como la luz del
alba
que aparece veloz desde
la pampa,
con trinos y fragancia de
tajibos,
chirriar de carretones y
silbidos...
Jía, jía...
la voz del carretero
café caliente con
”tacho” de hojalata;
lo saluda ladrando el perro
overo
y un sabor de amasijos en
el horno.
¡Mi tierra! Que aguanta
Las pisadas
con zapato y también
con pies descalzos;
es linda perfumada como
pocas
generosa y fiel, con quien
la toca.
Mi cielo, que es el cielo
de Bolivia
nadie puede impedir que
yo lo admire;
mi Dios es la vida que vivimos;
laborando, cantando, hasta
llorando...