El interés por las monedas raras y nobles, ha despertado siempre la codicia de los especuladores dando lugar a verdaderos prodigios de falsificación y adulteración.
Las monedas falsificadas, recibían diferentes denominaciones y apelativos según las épocas. La falta de la relación alfabética revela el origen popular y a veces hasta sus denominaciones grotescas que han llegado a prevalecer tomando estado legal en ciertas ocasiones.
La falsificación es un delito coetáneo que surge con la invención de las mismas monedas.
Las primeras falsificaciones tuvieron como autores a los propios encargados de la acuñación y luego este delito se extendió hasta a los propios gobernantes de algunos países. Unos, lo hacían con el pretexto de financiar obras publicas y otros por codicia personal, ignorancia y falta de moralidad, sin pensar en sus graves consecuencias para la colectividad.
En América, las alteraciones monetarias, se dieron por influencia
europea, ante todo de España pese a que su moneda gozaba de crédito
por su alto valor intrínsico.
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