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exposición, organizada par la Unión Latina con el apoyo de
los Gobiernos de Bolivia y Francia, presenta por primera vez ante un público
europeo considerable un arte aún poco conocido que, no obstante,
debería aparecer en el Museo Imaginario que tenemos cada uno de
nosotros. Este arte es el producto de un encuentro entre dos universos.
El arte religioso europeo, español, aunque también italiano
y ante todo flamenco, se vió confrontado a un mundo radicalmente
diferente. Hacerle frente de forma directa era imposible debido al dominio
material español. Las creencias precolombinas no tardaron por consiguiente
en deslizarse en los hábitos de la religión europea. Así
nacieron estos ángeles y arcángeles, cuyos nombres provienen
sin duda alguna de obras de autores sagrados del Viejo Continente, pero
que dominan los elementos naturales así como sucedió con
los antiguos dioses andinos, de los que no son en el fondo más que
simples transformaciones. La misma Virgen se confunde con la Pachamama,
la Diosa -Tierra, como lo testimonia la “Virgen del Cerro” presente en
esta exposición. Las primeras naciones que poblaron la actual Bolivia
supieron resistir al impacto de la colonización. Asimilaron el aporte
europeo y lo utilizaron en su propio proceso de creación. El italiano
Bitti, el español Zurbarán o el Flamenco Martín de
Vos tienen sin duda una influencia, pero muy rápidamente surgen
pintores originales, como el Maestro de Calamarca u Holguín. En
la parte oriental del país. Las poblaciones indígenas, reunidas
en las “reducciones” jesuitas de Moxos y Chiquitos, se inician en 1a música
europea, fabrican sus propios instrumentos, componen obras originales después
de la expulsión de los Jesuitas en 1767. Esta capacidad creadora
se desarrolló a pesar de la opresión colonial, íntegramente
orientada hacia la explotación de las riquezas mineras de lo que
se llamaba entonces el Alto Perú y, en particular, de Potosí
en donde, según los cronistas, se desempedraba las calles por donde
pasaría la procesión de Corpus Christi para ser nuevamente
empedradas con lingotes de plata ... riquezas obtenidas a costa de millones
de vidas humanas, sacrificadas al interior de las galerías de las
minas. Después de la independencia, en 1825. nace la Bolivia moderna:
su mismo nombre es un homenaje al “Libertador” Bolívar, su capital
es rebautizada Sucre, en honor al Mariscal que venció a los españoles
en Ayacucho. La organización implantada recorta el país en
departamentos que ignoran los limites nacidos de la historia y desmembran
las comunidades indígenas, llamadas Ayllus.
JEAN
MICHEL MARLAUD
Embajador
de Francia en Bolivia
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