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l desarrollo de las técnicas artísticas en la región de los Andes. durante la época colonial, fue de gran importancia para la labor evangelizadora emprendida por la Corona española durante el largo proceso de colonización material y religiosa del Nuevo Mundo. La pintura estaba dedicada a temas religiosos: ángeles, virgenes, santos, que se presentan en el marco de esta exposición. Estos temas son interesantes no solamente desde el punto de vista estético, sino también por las técnicas y la iconografía utilizadas pora representarlos. Fueron objeto de investigaciones históricas, de criticas de arte y sirven de inspiración a pintores bolivianos contemporáneos como Raúl Lara, Mario Conde o Carmen Alvarez. A fines del siglo XVI y a principios del XVII, nació en Los Andes una interpretación original de los modelos europeos. Las razones de este cambio fueron analizadas desde diferentes puntos de vista. |
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La
amplia difusión del arte en el Virreinato del Perú debe ser
considerada en el marco del proceso de evangelización emprendido
por España. Inicialmente, los temas religiosos eran ajenos al mundo
místico de los indígenas, pero fueron progresivamente integrados
a él creando un paralelo con las creencias de los últimos.
Recurrir
a técnicas artísticas desconocidas hasta entonces en esta
región constituía un método de evangelización
importante: pintura en caballete, escultura polícroma, pintura en
metal y en madera, frescos... El arte era utilizado como un medio visual
de adoctrinación de los indígenas y con este fin, hacia falta
cientas de pinturas y esculturas. Se construyeron Iglesias a lo largo del
nuevo territorio y fueron decoradas con obras que reflejaban el mundo espiritual
y artístico europeo. Esta inmensa tarea implicaba el desarrollo
de técnicas nuevas adaptadas a la rea1idad de las diferentes regiones
de América.
Esta
considerable producción se inició con la importación
de obras de arte, esencialmente de España, Flandes e Italia. Pinturas,
esculturas y grabados sirvieron de base a la introducción de temas
y técnicas que serian seguidamente reproducidos en los principales
centros urbanos del virreinato, durante los tres siglos de la época
colonial. No se limitaban a importar obras de arte, también se hacía
venir desde Europa a artistas para que enseñaran y crearan los futuros
talleres y gremios. En este contexto, la influencia de tres artistas italianos
fue decisiva: Bernado Bitti, Mateo Pérez de Alesio y Angelino Medoro.
Ya
en el siglo XIV, las técnicas de pintura habían alcanzado
en Europa un alto grado de organización y perfección material.
los artistas trabajaban en corporaciones que garantizaban la transimisión
del conocimiento según la tradición. Maestros y discípulos
se dedicaban a la investigación: nuevos materiales, reacciones químicas,
talla y secado de la madera, preparación y aplicación de
las diferentes capas de pintura, translúcidos y otros descubrimientos
que daban lugar a expertos en sus respectivos campos artísticos.
La difusión de estas técnicas en América tropezaba
con muchos obstáculos, debido a la ausencia de materiales y a los
conocimientos limitados de su población. Los primeros años,
los pintores trabajarían en madera y no en tela. En Europa, la madera
preferida era el cedro y los artistas habían logrado perfeccionar
técnicas especiales para su tratamiento. En América, debían
trabajar con otros tipos de madera y estudiar la forma de tratarla, así
como sus reacciones químicas antes de empezar a pintar. Para esto
se necesitaba tiempo, pero la evangelización no podía esperar.
Además, la región andina, que era la más poblada del
Virreinato, estaba desprovista de madera, lo que favoreció el rápido
desarrollo de las técnicas de pintura en tela y de los murales.
La
pintura mural era realizada sobre un soporte de barro cubierto con varias
capas de cal de diferente granulometría, y luego, de un fino revestimiento
de enlucido sobre el que se aplicaba una última capa de pigmentos
aglutinados con pegamento animal. Los muros servían entonces de
base para pinturas de gran tamaño. Los ejemplos más característicos
de esta pintura en Bolivia están en las iglesias de Curahuara de
Carangas, Carabuco, Callapa y Tiahuanacu, donde encontramos obras de fines
del Renacimiento, manieristas y barrocas.
La
pintura al fresco fue menos utilizada. La encontramos únicamente
en grandes centros urbanos como México y Lima. Esta compleja técnica
supone, en efecto, una gran destreza y rapidez de ejecución, explicándose
de esta forma el hecho de haberse difundido menos que la pintura mural.
Esta última se desarrolló rápidamente en toda América
ya desde el siglo XVII y fue incluso utilizada en la arquitectura civil
andina, con temas del barroco mestizo. Siendo ésta anterior a la
pintura en caballete, fue remplazada progresivamente por ella.
En
Los Andes, la pintura en tela fue la más difundida. Ya en los primeros
años de la colonia, maestros como Bitti, Alesio y Medoro utilizaron
tanto esta técnica, Como la pintura mural y en madera. En los siglos
XVI y XVII, la tela de lino y el cáñamo eran importados de
Europa. Posteriormente, fueron mezclados con lana y algodón, producidos
en el Nuevo Mundo, lo que daba a las obras tal flexibilidad que permitía
a los artistas mandarlas a las diferentes comunidades que las reclamaban.
Una vez llegadas a destino, eran armadas en bastidores de madera.
En
el siglo XVII, la pintura a la témpera cedió su lugar a la
pintura al óleo. Estas técnicas difieren en el aglutinante
utilizado. En el primer caso, se trata de la yema de huevo mezclada con
pigmentos minerales y vegetales y en el segundo, de aceite de linaza.
La pintura a la témpera se caracteriza por una acentuación
de líneas y la ausencia de empaste. Los artistas, incluidos los
actuales prefieren el óleo debido a su plasticidad y manejabilidad,
puesto que permite dar profundidad y realizar planos sucesivos a través
del uso de empastes y además porque los colores son luminosos y
transparentes. La pintura al óleo se realice sobre una tela de lino,
generalmente hecha a mano, cubierta de una preparación de carbono
de calcio y luego, de un segundo revestimiento, generalmente gris claro,
las capas de pintura se aplican mezclando pigmentos con óleo. El
tema central es dibujado, dejando los espacios necesarios pora los empastes
que crearán los volúmenes. Finalmente, se protege la pintura
con un barniz de resina natural aplicado con una brocha.
La
labor evangelizadora era tan grande que llegaron a importarse todos los
materiales. Pigmentos, aglutinantes, inclusive pinceles venían de
Europa central. Los artistas encontrarían progresivamente la manera
de prescindir de ciertos materiales, como pagamentos (remplazados por productos
elaborados localmente en base a huesos y piel de animales como conejos
y bovinos), o soportes, de tela (recurriendo a la lana y al algodón)
o madera (gracias al magüey). Pero, fundamentalmente, tuvieron que
seguir dependiendo de las importaciones.
Las
corporaciones se montaron poco a poco y en la época del barroco
mestizo estaban bien organizadas, dando nacimiento a escuelas como las
de Cuzco, Potosí y del Lago Titicaca. El dorado y el brocateado
estaban entonces de moda. Para utilizar la primera técnica, se pasaba
sobre la tela una capa de tierra roja antes de cubrirla con oro o plata.
Una vez que el dorado era aplicado, se procedía a frotarlo con una
ágata. En cuanto al brocateado, se aplicaba una capa de pintura
sobre el dorado y, una vez que era parcialmente secado, se obtenían
grandes efectos visuales. En el barroco mestizo, la composición
se hizo más compleja y los temas inspirados por la cultura incaica
aparecen al lado de motivos religiosos.
La
introducción de técnicas pictóricas contribuyó
a la creación de un arte original que no podemos comparar con los
modelos europeos, y que fue simplificado y adaptado en función de
nuevas mentalidades. El objetivo en América, no era llegar a técnicas
elaboradas, sino producir un efecto religioso en los indigenas. Los artistas
del Virreinato habían recurrido a grabados flamencos que reproducían
escenas religiosas o mitológicas.
Los
artistas no tenían la posibilidad, en América, de estudiar
el cuerpo humano, no trabajaban a partir de modelos, ni estudiaban el paisaje.
Por consiguiente, sus retratos son representaciones estereotipadas.
Los
personajes pintados en estos raros retratos son donantes y benefactores.
La representación de desnudos comienza apenas y las obras existentes
son en general copias de grabados. Los paisajes y las representaciones
arquitecturales carecen de perspectiva.
A pesar
de todos estos factores, la simbiosis cultural y artística produjo
formas de expresión adaptadas a las nuevas condiciones sociales
y materiales. Las técnicas utilizadas correspondían al nuevo
ambiente y permitieron crear obras de gran valor artístico. Las
técnicas aprendidas en esta época se mantienen aún
actualmente, sin grandes cambios, y son la base de nuestro arte contemporáneo.
Los
historiadores de arte discutieron mucho sobre la representación
de ángeles y arcángeles. La abundancia y la variedad de obras
en este tema permitieron clasíficarlos por escuela e identificar
a sus autores.
AUTOR
MARISABEL
ALVAREZ PLATA
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